Skip to main content

Una vez al año volamos hacia la patria del papá de Francisca.
Allí, nos esperan los de allá y los de más allá. La matriarca, la nona. Ha provisto nuestro refugio.
Catorce cepillos de dientes en nuestra guarida. Almuerzos de mesas largas con gritos de euforia familiar.
Les pequeñes dejan los cubiertos antes y desaparecen para continuar el juego pendiente.
Los recuerdos envuelven la atmósfera ya extasiada. Las carcajadas agrietan la piel y los nervios llegan a la cima del desorden provocado por tantos seres con una tremenda coincidencia: eternizar el encuentro.
Francisca se pierde, por ratos, con les primes, la llevan a cazar aventuras.
Muestra su enojo cuando advierte que alguien sale de su nido.
Cocinamos para muchos y soñamos para tantos.
El cariño maternal contenido, derrama afectos en su sangre .
Francisca coge la mano de la Argentina y la recibe con una ancestral naturalidad de tribu.

Photo by Larry Li on Unsplash