¡Llegó la Nona!
La casa está lista para el festejo: paredes pintadas con los ecos de las carcajadas sin precio, vestidos de trapo alegres y pisos tejidos con retazos de gratitud.
Llega apurada desde el sur. Ordena sus trajes y limpia sus frascos.
Huele a travesura argentina. Trae maletas y maletas de cariño de los de allá y hambre voraz de los mimos de Francisca.
Su nieta, nuestra hija, la coge de la mano, la invita a dejar este rincón tan nuestro y tan de nadie .
Pasean, mientras respiran con la misma virtud el aire del plazo determinado, aquel que se inhala con los poros.
Se abrazan, como si confesaran con su gracia, el continuo deseo de compartir nuestras existencias sin cláusulas kilométricas.
La nona y nuestra casa, arropan a Francisca. Juntas, las tres, se acuestan entre mantas dichosas, tejidas con paja del parque.
Amanece un día más y la fiesta acusa el tiempo de despedida.
Photo by Nieves Novarini